Benito el Pastor y sus perros.

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Benito García. «El Pastor»

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Por Gabriel Naranjo Carrasco

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Voy a contar aquí una pequeña historia de nuestro pueblo. La oí contar muchas veces por diferentes hombres en el bar de mi padre (Juan Lara) en la antigua Plaza de Abastos.

 Si alguien sabe algo más o algo de lo que escribo no es exacto, os animo a escribir los comentarios que aporten más detalles. Hay hombres en el pueblo que conocieron el hecho de primera mano, e igual lo recuerdan de otra forma. Creo que el hecho fue totalmente cierto y a las personas que nombro, lo hago desde el más estricto respeto por ellos y sus familiares.

Benito era pastor, había aprendido el oficio de su padre y a eso se dedicó toda su vida. Con frío o con calor, lloviendo o con la seca, nevando o bajo un sol achicharrante, Benito iba al campo todos los días, sus ovejas eran su vida, las conocía y sabia como tratarlas, donde llevarlas dependiendo del tiempo que hacía o de la estación del año en que se encontraba. Sabía donde podían encontrar comida y cobijo. En invierno, sabía donde no soplaba el viento del norte, donde las heladas se derretían más pronto por las mañanas. Sabía donde encontrar los mejores pastos, donde se podían resguardar mejor en caso de lluvia o donde estaba la zona más fresca y con agua en verano.

Uno de los lugares preferidos por Benito era debajo del tajo. Allí había corrales y   sitios donde cobijarse en caso de lluvia. También era fácil vigilárlas desde las verandas del tajo. Ademas estaba el Ventorrillo de La Naranjita, donde podía cobijarse y tomarse un vaso de vino de vez en cuando.

Benito tenia dos pasiones en su vida, sus ovejas y su perro. (uno solo cada vez). Según contaban cuando algún perro se le moría de viejo, Benito buscaba otro, siempre perros turcos. Se llevaba al cachorro al campo y en una semana se quedaba definitivamente con él o lo devolvía explicando que no era la clase de animal que él buscaba.

El ultimo perro que tuvo y que yo conocí se llamaba “Moro”, no era muy grande, de pelo rizado y de color blanco y negro.

 

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Benito se pasaba el día entero en el campo con la sola compañía de su perro. Suponemos que le hablaba y que entre aquel hombre y sus perros se creaba un vínculo extraordinario. La fama de los perros de Benito era legendaria en el pueblo. Se contaban muchas cosas de ellos y de su sabiduría…  pero al parecer tuvo uno que fue el más inteligente de todos y del que se contaban hechos realmente únicos. Si Benito se iba al campo por la mañana y el tiempo era bueno y a mediodía se nublaba, amenazaba con llover, Benito le decía a su perro: “Me he olvidado de traerme el capote y parece que va a llover…anda vete a la casa y me lo traes”. El perro se iba al pueblo y la esposa de Benito, cuando lo veía llegar, cogía el capote, se lo ataba al lomo y allá que volvía el animal a llevárselo a Benito donde quiera que estuviera.

Un día, Benito y algunos hombres del pueblo hicieron una apuesta. Benito decía que si él se iba al tajo con su perro y tiraba su mechero (de mecha) abajo que el perro se lo traería de vuelta. Los hombres decían que eso era imposible.  La discusión derivó en la apuesta siguiente: Benito se iría al tajo con el perro y tiraría el mechero, luego se vendría a sentarse a la puerta del casino y si el perro regresaba con el mechero, Benito ganaría dos fanegas de trigo. Si el perro no regresaba o lo hacía sin el mechero. Benito le daría a aquellos hombres dos borregos que pensaban comerse en un guiso.

 

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Bartolomé Millán. José Jarillo, José Garcia y Francisco Jarillo con tres turcos de Grazalema.

 

Para los más jóvenes a los que quizás no le parezca una apuesta importante deciros que las dos fanegas de trigo se llevaban al Molino de Los Narváez y te daban unos vales para pan que te garantizaban el suministro del mejor pan del mundo (y no, no exagero) durante casi todo el invierno…y en aquellos tiempos tener el pan asegurado eran palabras mayores..dos borregos para Benito hubiese sido una pérdida bastante seria.

 La única condición que Benito puso fue ir al tajo solo con su perro…según él mismo contaba se puso a encender un cigarro y el mechero se le escurrió entre los dedos …entonces se volvió al perro y le dijo: “ya se ma ha caído el mechero!….ahora me voy a tener que estar todo el día sin fumar!….anda llégate y me lo traes”. El perro conocía bien la zona de debajo del tajo (Las Lajas) ya que Benito tenia sus ovejas por allí muchos días.

 

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Benito García con su nieta isabel Castro García. Detrás José Sánchez » el menea».

 

Benito se fue a la puerta del casino y se sentó con aquellos hombre…el perro se marchó… y apareció al rato con el mechero en la boca. Benito ganó la apuesta y recibió el pago.

Ahora voy a contar lo de su ultimo perro de nombre “Moro”.  (Este sí lo conocí yo) Recuerdo que al señor Benito al volver del campo por las tardes le gustaba tomarse su cuartillo de vino en la Bodega de Paco Castro y algunas veces también venía al bar de mi padre. El Moro siempre venía acompañando al señor Benito….pero Moro nunca entraba a los bares, se quedaba en la puerta. Yo lo recuerdo muy tarde, en las frías noches de invierno a la izquierda en el escalón de la Bodega, esperando a que Benito saliera. Yo lo acariciaba y el animal no mostraba ningún gesto, ni bueno ni malo….él solo estaba esperando a su dueño y lo demás no le interesaba. Tiritando de frió pero sin moverse.

Cuando Benito falleció, el Moro se iba al Montón (por debajo del cuartel) por las tardes y aulllaba mirando al cementerio donde estaban los restos mortales de Benito…..eso lo hizo durante varios días muriendo muy poco tiempo después que su dueño.

 

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Fernando Castro García, nieto de Benito.

 

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Publicado el marzo 24, 2015 en Uncategorized y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 10 comentarios.

  1. Antonio Ruiz Ortiz

    Precioso lo que comentas y redactas Gabriel.Veo que algo aprendistes conmigo.Un Abrazo.

  2. Antonio Ruiz Ortiz

    Me ratifico en lo que expreso anteriormente.Añado que fué un buen Alumno y excelente persona.

    • Gabriel Naranjo

      Buenas tardes Don Antonio!
      No he visto su comentario hasta ahora….muchas gracias por sus palabras.
      No puedo olvidarme de usted ni del bien wur me hizo en aquellas tardes cuando usted me daba clases (tambien estaban Munoz y Jose Leon (Leoncito).
      No puedo olvidar sus ensenanzas ni sus consejos ni como se porto usted de bien conmigo……usted siempre tendra mi aprecio y mi gratitud….siempre.
      Tambien le recuerdo como entrenador del Grazalema y que usted que habia jugado de portero en el Cordoba dio su tiempo y su experiencia para que los chavales de entonces aprendieramos a jugar al futbol….recuerdo aquellos entrenamientos en El Fresnillo.
      Gracias otra vez por sus palabras y que sepa que nunca olvide lo que hizo por mi.
      Un abrazo
      Gabriel

      • Antonio Ruiz Ortiz

        Gracias por tus elogiosos Comentarios.Me recordabas en aquella Época mi propio vvir en esas circunstancias no me fué facil ni para mí ni para mis Padres.Solo deseo que seas feliz pues creo que te lo mereces. Un Abrazo y siempre me tendrás para lo que necesites.

  3. Fernando Campuzano Domínguez

    La he oido en varias ocasiones y la volveria a escuchar cientos de veces .

    Ahora con el permiso de todos vosotros y viniendo al caso quiero contar otra pequeña historia de un perro de agua y de un Pastor llamado….., que encontrandose en la verea debajo del Simancón o mejor dicho La Corona de los Lajares , que es su nombre antiguo y ya de recogida en pleno invierno, se levanto una niebla en la que no se veia más que sábana blanca . Como decia , este buen hombre y su fiel acompañante venian de vuelta cuando el perro Turco empezó a ladrar y a pararse sin hacer caso a la llamadas reiteradas de su amo para que siguiesen el camino de vuelta a Grazalema. Empecinado el animal hizó pararse al pastor y mirar en dirección hacia donde ladraba el perro, evidentemente no vió nada , pero el perro seguia obstinado y ladraba con más fuerza hasta que nuestro paisano pudo oir en la lejania unos gritos desesperados . Apresurandose y al seguir al perro y las voces que salian de la profunda niebla distinguió, con dificultad , dos difusas siluetas que se fueron definiendo hasta que lograron abrazarlo sin querer soltarse de él , como unos naufragos a un tablón en medio del mar . Eran dos senderistas , excursionistas o como quieran llamarlos , de ya cierta edad , que estaban totalmente perdidos en plena estribaciones del Simancón, con la noche que se echaba encima , con frio y con un nerviosismo que seguramente se podria traducir como un ataque de pánico ante el panorama que les aguardaba .
    La suerte o mejor dicho el quehacer de un pastor y sobretodo el oido del Turco hicieron retroceder a este y lograr hallarlos en medio de la espesa niebla y llegar al pueblo con los dos senderistas a salvo, eso si , estuvieron todo el camino agarrados al pastor sin soltarse de él .
    Un pastor y un simple y humilde animal de cuatro patas hicieron posible esta pequeña hazaña e historia que me contaron hace unos pocos de años…..

  4. Hermoso recuerdos primo Gabriel , yo tambien recuerdo a «Moro».

    • Hola Prima!
      Cuanto tiempo!
      Tu te acuerdas del perro Moro? Era un animal muy docil y totalmente entregado a su amo Benito….no pudo soportar su falta.
      Cuantos recuerdos de aquella casa en la Calleja de San Juan….recuerdo a tu padre (Joselito el del Acordeon) con el cigarillo en los labios y siempre de buen humor…recuerdo como mi padre hablaba siempre de lo buen cazador que era.
      Por las tardes saliamos a cazar (yo era el macutero) por la carretera del Boyar (que entonces era un pedregal) en un dos caballos que tenia Rafael Campuzano y tuve el placer de verlo en accion varias veces.
      Me ha gustado saber de ti despues de tanto tiempo.
      Un beso.

  5. Juan Andrés Gómez Gallardo.

    Gracias por refrescar en nuestras memorias tan entrañables recuerdos.Yo viví también de cerca experiencias con Seño Benito, su perro Moro sus ovejas y el carnero «Pajarito». Recuerdo que Moro cuando su amo salía de la Bodega de Paco Castro, en lugar de acompañarlo por la calle Las Piedras, se iba sólo por los Corrales 2º y esperaba a Benito en la esquina de los Corrales 1º junto a la puerta de Elena. Y la causa de esta maniobra, era que un día al pasar por la puerta del Cuartel de la Guardia Civil, el perro lobo de los guardias «Trisqui» al ser más grande, le dio una paliza. Entonces el «Moro» tiró de inteligencia y se aplicó aquello de:: «Más vale rodear que caer».
    Nuevamente gracias por este maravilloso Blog que nos hacen enamorarnos aun más de nuestro maravilloso pueblo y de su historia.

    • Hola Juan Andres!
      A mi tambien me ha gustado mucho tu relato de vuestra salida de Grazalema….yo era companero de pupitre de tu hermano menor…..(quieres creer que ahora no me acuerdo si su nombre era Antonio o Juan Jose….ay la edad!) y me acuerdo muy bien de tu hermano mayor Pepe Gomez y de tus padres….tambien de tus primos Pepe Luis y Juan que tambien se fueron poco despues que vosotros.
      Si….creo recordar lo que cuentas del perro Moro que no pasaba por la puerta del cuartel y me acuerdo perfectamente del perro lobo de los civiles….su nombre era «Troki»…..pasando los anios me he dado cuenta de que el nombre autentico era «Trotsky»….por razones obvias.
      Un abrazo

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