Grazalema Noviembre del 37

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Andrés Sánchez Barea

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Podrida, recuerdo el olor, y la noche olía a podrida, aire denso, putrefacto de meses, de años, de siglos, asfixiante;

La humedad era tan pesada como una manta mojada, una manta sucia y húmeda que sé pegaba a la cara, que no dejaba abrir los ojos por que los llenaba de tierra, no permitía que aspiraras por que taponaba la boca, la nariz, te ahogaba… asfixiaba.

La humedad era pesada, la noche semioscura.

Sombras fantasmagóricamente alargadas se proyectaban en el suelo que brillaba humedecido por la baja neblina, que se quedaba colgando como harapos de las ramas de los árboles, otorgando a todo el paisaje un aire tétrico, como de cuento de miedo, de aquellos que se contaban antes en las frías noches de invierno.

Después de todos los años que pasaron, de todo el tiempo transcurrido desde aquella siniestra noche hasta este mismo instante, hay un recuerdo espantoso que me ha acompañado lúgubremente toda mi vida, la musa perenne de mis pesadillas, el Dios de mis temores, el miedo y la desesperación personificados en un recuerdo:

… el de un grito…

Un grito que me despertó aquella noche de hace ahora tantos años.

Gritaba, como alguien condenado de antemano, al que sabe que van a matar, no eran gritos, eran alaridos, desgarradores, desesperados;

Entre llantos imploraba clemencia, entre sollozos decía:

-¡Quedaos con todo!,¡con todo!, pero no me matéis por Dios, ¡no me matéis!, ¡no!, yo no tengo la culpa de tener dinero, no me matéis, no me matéis, no me matéis.-

…Y después de las suplicas, otro alarido, y otro más…

…Y otro…

…Fui oyendo como se apagaban en la distancia los gritos, y cuando los cuatro hombres sé fundieron con las sombras de la noche, yo me quede allí, acurrucada en cuclillas con el vestido sobre las rodillas, vaciá, temblando con la cabeza apoyada sobre el cristal, mirando a la puerta entreabierta del Boticario, por la que asomaba la cabeza de Doña Leonor, resignada, petrificada, muerta en su soledad, con los ojos enrojecidos y desorbitados, en los que se vislumbraba que habían perdido toda la chispa de cordura.

El punto final de aquella noche lo pusieron el sonido intermitente de unos cartuchazos, que abrieron la puerta a un silencio espeso… prolongado…

 

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Días después, un sonido atronador, un ruido seco y brutal, rompió el sepulcral silencio de la madrugada.

El sobresalto me había dejado sin habla, el corazón retumbaba en mi pecho, y note un dolor punzante en las mandíbulas de apretar tanto los dientes, recuerdo que mi hermano no paraba de llorar ruidosamente, mi madre gritaba como poseída, y mi padre, indeciso, sin saber que había ocurrido iba de uno a otro, mirándonos con ojos desencajados.

Mi vecina y amiga Antoñita, que vivía dos o tres casas mas arriba en la Calle las Piedras, me contó después, que en su casa fue mucho peor…

Ella dice que fue como el estornudo del demonio, un viento caliente que rompió todos los cristales, hizo que se descolgaran todos los cuadros haciéndose añicos contra él suelo que se había teñido de blanco por las conchas… Eran los bombardeos…

Con el tiempo nos acostumbramos a las bombas, no eran muchas la verdad, pero él pánico dramático que causaba el ronroneo del aeroplano hacia que los críos lloraran a gritos, con solo oír el monótono zumbar de las hélices hombres hechos y derechos sé tiraban de bruces al suelo y permanecían petrificados por el miedo, como conejos encamados esperando el cepazo.

… Una vez despejado el terreno por la aviación, bueno, lo poco que quedaba por despejar, hicieron entrada las tropas fascistas, como de paseo, sin que se le opusiera ningún tipo de resistencia, en esos momentos no hubo ninguna columna comunista de Pedro López ataviados con monos azules y rojos pañuelos al cuello, que días atrás gritaban consignas y repartían panfletos…

…Aquel día, hacia calor, el sol estaba alto y se esforzaba por hacerse notar mas que nunca; El solar parecía una Romería, cientos de personas caminaban cargadas como bestias, intentando salvar lo poco de valor o utilidad que aun habían podido conservar, niños descalzos, descontrolados, lloraban en un sainete sin fin, mujeres y ancianos a los que él hambre ya pincelaba sus inconfundibles estragos, costillas prominentes bajo sucias camisas rotas que un día fueron blancas, rostros cadavéricos con pupilas saltonas caminaban en una procesión penosa, unos con dirección a Ronda otros a Málaga, y algunos con un destino incierto.

Entre tanta gente me llamo la atención, María la Rizos, sobre todo por eso, por que la hermosa cabellera de rizado pelo negro por la que tomaba su mote, y que yo y mis amigas desde nuestros ojos de niñas tanto admirábamos, ya no existía, en su lugar la cabeza rapada, con algunos destartalados mechones de pelos de diferente tamaño por algunos sitios, su cara llena de moratones, con dos surcos de churretes por los que corrían las lágrimas ininterrunpidamente, le daban un aspecto totalmente conmovedor, a mí lado en el camino dos ancianos, Tomas y Paco, hablaban sobre María, contaban como le cortaron el pelo con una navaja de barbero, las tortas que recibió de parte de Doña Juana la Maestra, mientras la jaleaban dos militantes de derecha, dicen que la pasearon desnuda en un burro y que antes le habían dado aceite de ricino, que la pobre se hizo sus necesidades encima, y lo peor decía Tomas, era que cuando se llevaron a su marido para fusilarlo por comunista, ese mismo día, la violaron dos moros “de los de Franco”, y aunque estaba viva, todos decían que ya estaba muerta..por dentro.

Recuerdo que aquel día empecé a hacerme mayor, empecé a tener miedo al odio que sé esconde en los recónditos rincones del alma de los hombres.

Le pregunte a mi abuela que me llevaba de la mano:

-Abuela, ¿quien es el malo en esta guerra?. Y ella me dio una respuesta que no he podido olvidar en toda mi vida.

-Teresa mi niña, recuerda siempre, cuando se rompe el cristal de una ventana…. siempre caen pedazos para las dos partes…

 

FIN

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Publicado el agosto 28, 2014 en Uncategorized y etiquetado en . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

  1. muy bonita la historia pues es real me ha gustado yo no sabia que grazalema tambien fue asediada por los franquista y la guerra del 36

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