El General Rafael Riego en Grazalema
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Luis Ruiz Navarro
Diego Martínez Salas
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En 1.820 y ante los reveses bélicos que se estaban produciendo en las colonias americanas, en plena ebullición independentista, se prepara una fuerza expedicionaria de dieciocho mil soldados, bien equipados, con experiencia de combate y que se estimaba, suficiente para sofocar dichos movimientos.
Durante la larga espera para su embarque, la masonería española y las logias iberoamericanas e inglesas de Gibraltar, fraguaron un plan para sembrar el temor en las tropas expedicionarias, presentando su traslado a América como un viaje sin retorno en el que hallarían una muerte segura. La idea era inspirar en los soldados la convicción de que sólo la proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812 y las libertades en ella contempladas, lograrían acallar la rebelión americana haciendo innecesario el viaje de los soldados a América.
El plan está a punto de fracasar cuando Enrique O´Donell, General en Jefe de las tropas expedicionarias y miembro de la conspiración, fue denunciado por su segundo en el mando. Temeroso de verse comprometido, se deshizo de sus compromisos y detuvo a los miembros principales de la conspiración (Quiroga, Evaristo San Miguel, y Agüero.)
Cuando el plan parecía haber fracasado, el Coronel Riego al mando del 2º batallón del Regimiento Asturias, acantonado en Cabezas de San Juan, reunió a las tropas el día 1 de enero de 1.820 anunciando su renuncia a embarcarse y declarando que:
«…unidos y decididos a libertar su Patria, serán felices en lo sucesivo bajo un gobierno moderado y paternal, amparados por una Constitución que asegure los derechos de todos los ciudadanos; y que cubiertos de gloria después de una campaña breve, obtendrán los soldados sus licencias y las recompensas y honores debidos a sus importantes servicios». (1)
Tras liberar al resto de los conspiradores y fracasar en su intento de tomar Cádiz, donde quedó bloqueado Quiroga con tres mil de sus hombres; Riego con una columna de unos mil quinientos soldados, inició una penosa marcha desde San Fernando que le llevó por distintas poblaciones andaluzas, buscando sumar adeptos a la causa de la Constitución doceañista. Conil, Vejer, Algeciras, Marbella, Estepona, Fuengirola, Málaga, Casabermeja, Antequera, Campillos, Teba y Ronda verán pasar una columna constantemente hostigada por las tropas del general O´Donell que no deja de combatirles, privándoles de descanso y dificultándole el abastecimiento de calzado, víveres y municiones.
A finales del mes de febrero sólo quedan 500 soldados desmoralizados, que no han podido descansar desde que salieron de San Fernando. Muchos de ellos marchan prácticamente descalzos y con las ropas destrozadas. Buscan reposo en Ronda, pero una de las brigadas de O´Donell se les ha adelantado y les impide el paso. Tras combatir con los realistas, la columna no tiene más remedio que ponerse nuevamente en marcha, ante el temor de verse copados por los refuerzos que traía O´Donell en persona.
Evaristo San Miguel, Jefe de su Plana Mayor y que compuso para sus soldados el “Himno de Riego”, con cuyo canto marchaban durante esta aventura, nos narra cómo en la noche del 25 de febrero de 1.820:
”La columna emprendió su marcha con dirección a Grazalema: acampó en la altura del cerro que se halla a media distancia de ambos pueblos, y entró en Grazalema a las 8 de la mañana.
Este pueblo, fuerte por naturaleza, ponía las tropas Nacionales al abrigo de un ataque repentino, y la buena acogida del Alcalde y demás habitantes celosos por la justa causa convidaban a la Columna a descansar y tomar algún reposo.”
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Nada más entrar en la villa, comienza a caer una fuerte nevada, lo que permitió que Riego permaneciese seis días en Grazalema, pudiendo dar reposo a sus hombres, en el convencimiento que con este temporal no se vería inquietado por las tropas realistas. Años más tarde, el General O`Donell, al que se acusó de haber perseguido a Riego sólo en apariencia, explicará las razones de su inactividad durante los días en que los liberales permanecieron en Grazalema:
“Entré en Ronda en la madrugada del día 26 deseoso de dar algún descanso a mis tropas, que lo necesitaban en extremo, y de buscar el modo de mejorar su calzado; pero las circunstancias me obligaron a permanecer allí más tiempo del que yo deseaba y era necesario. Empezó a nevar y helar fuertemente en toda la sierra. Riego se mantenía en Grazalema, cuya posición es inatacable por la parte que mira a Ronda, pues situado el pueblo en lo alto de una muy áspera cuesta, no se pude subir por otro parte que por el camilo malo que a él conduce.
Para atacarla con esperanza de buen resultado era preciso caer sobre él por la parte del norte trepando por la sierra de San Cristóbal que lo domina; y esto es lo que yo pensaba hacer luego que las nieves permitiesen el paso de dicha sierra.
(…)
Si no los ataqué también durante los días en que estuvieron en Grazalema, fue porque la posición es inatacable por el frente y estaban cubiertas por la nieve, las montañas de la espalda de manera que eran impracticables.”
Ante esta situación, el general realista posiciona una de sus brigadas entre Villaluenga y Benaocaz, con el fin de evitar la salida de Riego hacia Ubrique y de allí al Campo de Gibraltar, a la par que las mantiene dispuesta para acometer el asalto final atravesando la sierra desde Benaocaz para caer sobre Grazalema desde el Puerto del Boyal.
“Entretanto considerando que los batallones de Riego estaban disminuidos a menos de la mitad de la primitiva fuerza y que por consiguiente cada una de mis dos brigadas era suficiente para batirla por sí sola, hice salir el día 27 a mi segundo el general Martínez con la primera brigada que se situó en los pueblecillos de Villaluenga y Benaocaz para observar de más cerca al enemigo y yo permanecí en Ronda con la segunda para quitar a Riego toda idea de segunda tentativa contra esta ciudad”. (4)
De todos los pueblos que atravesó Riego en su aventura, fue Grazalema quien mejor auxilió y acogió a sus compañeros. Los alojaron, alimentaron y vistieron de buen grado. Evaristo San Miguel dejó constancia de la buena acogida de los vecinos y de su Alcalde que en aquellos años era Domingo Candil, que a su vez era Presidente de la Junta de Veinticuatro de la Real Fábrica de Paños de Grazalema quienes despidieron a la columna:
“…después de haber recibido de la villa de Grazalema para un pantalón cada soldado, lienzo para una camisa y un número considerable de zapatos.”
En rigor, la situación de Riego era desesperada pues no habían conseguido las adhesiones esperadas. El propio San Miguel reconoce que estando en Grazalema “…los negocios nuestros se hallaban en mal estado y era preciso algún golpe extraordinario que los animase”. Este, vino en forma de cartas procedentes de Montellano que le anunciaban la intención de los coroneles de los Regimientos de Valencey y Mallorca de unirse al levantamiento, lo que determinó a estos liberales a partir de Grazalema con dirección a dicha población, lo que se verificó a las dos de la tarde del 1º de marzo de 1.820.
La columna seguirá su marcha sufriendo una constante sangría en hombres y recursos hasta que el día 11 de marzo se disuelve en tierras de Extremadura, sin conocer que el día anterior, Fernando VII, sin apoyos militares claros en la capital y temeroso de una sublevación popular en Madrid había restablecido la Constitución de Cádiz, dando comienzo al Trienio Liberal.
Riego será elevado primero a la categoría de héroe nacional. Años mas tarde a la de martir, tras su cruel ejecución, indigno baldón para todos los Borbones, quedando en la memoria de los liberales el apoyo entusiasta de Grazalema a la causa de la Constitución. Ese mismo año, Benito Pérez de Valdes, publicó el “Romancero de Riego”, en el que se dedican a nuestra villa estos versos que reflejaban el sentir general de los liberales hacia Grazalema y sus habitantes:
En Ronda ya está O, Donell;
Dicen que con ochocientos
Caballos, que hay que batir
Como se hizo, y adentro.
Yendo de allí, en Grazalema,
entraron amaneciendo.
Grazalema. Buena madre
que a sus hijos dando ejemplo
de generosidad virtud,
los calza, limpia sus cuerpos;
y hasta de la desnudez,
que ya el pudor ofendiendo,
sufre la honra de España,
cubre con pantalón nuevo;
Que agradecida la Patria,
perdonando si mi atento
humor peca agradecido,
por tal memoria y tal celo,
La ha de dar por timbre y armas,
pantalón en blanco lienzo,
y llamar a Grazalema
Pantalona de los Fieros. (5)
Notas
(1) ALCALA GALIANO ANTONIO. MEMORIAS
(2) EVARISTO SAN MIGUEL. Memoria sucinta sobre lo en acaecido la columna móvil de las tropas nacionales al mando del comandante general de la Primera División don Rafael del Riego desde su salida de la Ciudad de San Fernando, el 27 de enero de 1820, hasta su total disolución en Bienvenida el 11 de marzo de 1820.”
(3) Enrique O´Donell. Apuntes relativos a la campaña de 1820, publicados en el nº 106 de “El Restaurador”, de fecha 12 de octubre de 1823.
(4) Enrique O`Donell. Op. Cit.
(5) PEREZ DE VALDEZ. BENITO. Romancero de Riego
Publicado el diciembre 18, 2014 en Uncategorized y etiquetado en El general Rafael Riego en Grazalema, trienio liberal en grazalema. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
Nuevamente nos regaláis con otro trabajo que, más allá de las apariencias, no resulta sencillo; todo lo contrario aquí hay mucha investigación y constancia. Con estas cualidades y resultados los grazalemeños tenemos que estar siempre agradecidos a su autor Diego Martínez Salas y a quien le acompaña en muchos trabajos, al también paisano Luís Ruíz Navarro. Enhorabuena a ambos y adelante, aún quedan mucho.